A finales de los años setenta, dictadura se disfrazó de democracia. Se puso su mejor traje para simular el cambio. Para hacerse presente. Para que todos viésemos que estaba ahí. Para engañarnos.
La transición fue una mentira. Llevamos desde el final de la dictadura franquista creyendo que vivimos en un sistema democrático, pero es una verdadera farsa. En aquellos años se hicieron algunas cosas para que pensáramos que vivíamos en condiciones de igualdad, que éramos libres. Ahora cerramos los ojos y vemos una realidad en blanco y negro.
Los representantes del pueblo utilizaron el sistema para enriquecerse. Para robar el dinero público. En este proceso fabricaron narcóticos muy potentes que nos paralizaron, que nos hicieron creer que teníamos derechos. Tuvimos la ilusión de tener empleos dignos y que disfrutábamos de servicios públicos sostenidos por todos. Todo ha sido la gran mentira del sistema.
La entrada en la Unión Europea se nos vendió como la panacea. Como el paso que había que dar sí o sí para no quedar aislados. La adhesión al euro se forzó, se hizo con calzador, se nos hizo ver que fue un logro de todos. Seguíamos pensando que éramos libres, y fue cuando se nos puso la soga al cuello. Ya éramos europeos.
De repente todo esto se incendia y como en un sueño maldito, se apunta a la ciudadanía, como la responsable de la hecatombe, del caos, de la estafa llamada crisis. Somos los que tenemos que pagar la cuenta del festín del sistema financiero. Ahora nos dicen que tenemos que ser ‘solidarios’ y nos damos cuenta que ya nos somos libres. Realmente, nunca fuimos libres.
La casta política se retrata constantemente. Cada día nos levantamos sabiendo una cosa más, un imputado más, una corrupción más, un recorte más. Esto es imparable. Incluso llegan a decir que harán lo que les dé la gana. Sin pelos en la lengua, sin ningún pudor. Se ríen de nosotros, a nuestra cara.
La única ideología de estos vándalos se basa en robar el dinero de los contribuyentes, reducir los salarios, echar a la gente de sus casas, eliminar ayudas, cercenar derechos,… Se les llena la boca de democracia.... No se engañen, esto es una plutocracia con mayúsculas. Todos los días nos demuestran, que ellos, los que dirigen, los que toman decisiones, los que gestionan lo público,… se han disfrazado de democráticos para saquear y dictar, a la ciudadanía, lo que se debe o no se debe hacer. Su dios se llama troika.
Ellos, los garantes de la soberanía del pueblo, los que representan la legitimidad por un puñado de votos, se han convertido en los voceros de los mercados. El resto, somos los esclavos de un sistema. Un sistema que no es más que un decorado de cartón-piedra.
Todo esto podría ser una pesadilla, podría ser la película “El show de Truman”. Pero no se equivoquen, es la dura y cruda realidad. Ahora, metidos en el túnel no vemos la salida por que está cerrada a ‘cal y canto’. Pequeñas rendijas de luz, podrían indicarnos hacía donde dirigirnos, pero la desorientación de estar tantas horas en la oscuridad, nos hace ver el sol donde no lo hay.
Emitido el día 28 de marzo de 2013, en el programa "Hoy por hoy",
en @SERpalencia
Fotografía:
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