La semana pasada leía el siguiente titular: “Cada castellano y leonés tributa 2.041 euros de más al año por la evasión fiscal”.
Pasadas unas horas, sentados para comenzar a cenar, Miguel, con sus siete años planteaba las siguientes preguntas, oye papá: ¿qué es eso de la declaración de la renta? y ¿para qué sirve?. Cuando tu hijo te hace este tipo de preguntas, sientes como si te dieran una patada en la espinilla. Lo primero que haces es respirar hondo, contar hasta diez y meditar muy bien la respuesta que vas a dar.
Me planteaba dos preguntas muy concretas ¿qué es? y ¿para qué?. El proceso de aprendizaje en la infancia es tan impresionante, que interiorizar y descubrir todos los días nuevos conceptos, expresiones, emociones, conocimientos capacidades y comportamientos es fascinante. Estaba claro, Miguel me planteaba un reto.
Con decisión, intenté ofrecer una respuesta lo más objetiva posible: “Miguel, todas las personas que trabajan, dan una parte de su sueldo, para que se puedan construir guarderías y colegios públicos. Para que existan hospitales públicos y nos atiendan cuando estamos enfermos. Para que haya parques infantiles públicos donde las niñas y los niños podáis jugar,…” Traté de poner algunos ejemplos que le ayudasen a visualizar y relacionar esa complicada pregunta, con aspectos de su vida cotidiana.
Le mentí como un bellaco, le conté una milonga. No le dije que los impuestos, los que pagamos la clase trabajadora, se destinan a costear una deuda impagable que no hemos generado. Sufragar esa deuda, supone el recorte permanente de los derechos de la ciudadanía, que se traduce en: cerrar plantas de hospitales públicos, paralizar la contratación de profesores en la educación pública, eliminar las ayudas a la dependencia, reducir a la mínima expresión las prestaciones por desempleo, recortar las pensiones,… En definitiva, la destrucción acelerada del sistema de protección social.
Nuestros impuestos, los que deberían contribuir a la consolidación solidaria del Estado de Bienestar, se destinan a ‘sanear’ entidades bancarias que han vulnerado los derechos humanos de miles de familias, a pagar empresas privadas que saquean los servicios públicos y a sufragar sueldos, indemnizaciones, confetti, bodas, dietas, viajes, trajes,… de un puñado de sinvergüenzas y mangantes que se han adueñado, sin permiso, de la soberanía del pueblo.
Mientras leo detenidamente el borrador de la declaración de la renta, se me revuelven las entrañas y veo como mi dignidad se escurre entre los dedos. Consecuencias de que el prozac ya no me produce el efecto de siempre… ¡Sí es que ya no hacen las medicinas como antes!...
Emitido el día 30 de mayo de 2013, en el programa
"Hoy por hoy", en @SERpalencia
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