Los abrazos son terapéuticos. Nos auxilian, nos reconfortan, nos hacen sentir que estamos vivos. Los abrazos siempre nos transportan. Nos curan, nos alivian, nos ayudan a calmar el dolor. Hay abrazos grandes y pequeños. Intensos y breves. Hay abrazos que se dan con pasión, con dolor, con cariño. Abrazos que no se olvidan nunca.
También hay abrazos de despedida. Abrazos de reconocimiento. Los hay dulces y cuidadosos. Hay abrazos de madre, de abuela, de hijo. Abrazos de novios. Abrazos pegajosos. Abrazos en los que sin querer se te cierran los ojos. Hay abrazos para luchar contra la adversidad. Abrazos que no resuelven nada, pero que les damos por si acaso.
Si ha habido algo que me ha impactado estos días atrás ha sido el abrazo que Yerai daba a su padre, el periodista Javier Espinosa al bajar las escalerillas del avión que le traía de vuelta a casa. Ese abrazo iba cargado de meses de ausencia. Yerai le recibió con los brazos bien abiertos, con una flor amarilla y con una pregunta elaborada para olvidar lo sucedido: «Papá, ¿tienes que venir mañana a trabajar?».
El pasado domingo Javier y su compañero el fotoperiodista Ricardo García Vilanova llegaban a Madrid tras seis meses secuestrados en Siria por un grupo yihadista.
Después de tres años, el mundo mira con indiferencia lo que sucede en Siria. Estos dos periodistas españoles estaban convencidos que tenían que contar lo que allí esta pasado. Eran conscientes del peligro que corrían sus vidas, pero tenían la obligación, como reporteros de guerra, de ser los voceros de las víctimas. Contar al mundo aquello que no queremos ver.
Desde el Norte civilizado, endeudado y prepotente nos hemos acostumbrado a ver imágenes y leer relatos de la violencia en Siria que ya no nos afectan.
El horror de la guerra civil en Siria acaba de cumplir tres años. Ésta se ha llevado por delante a 150.000 personas y según el ACNUR el número de refugiados asciende a un millón y medio. En este tiempo, el cuarenta por ciento de la población ha tenido que abandonar sus casas, lo que supone uno de los mayores éxodos desde la II Guerra Mundial.
Ricardo, Javier y Marc Marginedas, que fue liberado el pasado 1 de marzo, se han paseado por el filo de la navaja para contarnos lo que ocurre en un averno donde no hay Estado, ni ley, ni orden, ni seguridad. Ellos y otros periodistas nos han dado a conocer las atrocidades que se están cometiendo en esa parte del mundo, donde los derechos humanos se vulneran ante la mirada perversa de Irán, Rusia y Estados Unidos.
Para Javier, los 195 días de privaciones, miedos y dilemas se desvanecieron en un abrazo de esos que no se olvidarán nunca.
Emitido el día 3 de abril, en el programa
"Hoy por hoy", en @SERpalencia
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