Mucho se habla de la desafección que ha provocado la clase política en la ciudadanía. Y es, en cierto modo, casi normal. Pero no quiero justificar con esto mi aprobación a dicho comportamiento, sino todo lo contrario.
En los diferentes círculos en los que nos movemos, siempre existe la típica persona que se declara públicamente apolítica.
Y yo me pregunto, ¿el apolítico nace o se hace?, ¿es un ser humano o proviene de otra galaxia?, ¿qué vota un apolítico?, ¿ser apolítico es una moda?, ¿es cool?, ¿qué piensa un apolítico de la reforma laboral?, ¿hay políticos apolíticos?. Todas estas preguntas me ametrallan la cabeza, tratando de responder a una sencilla pregunta ¿cómo vive un apolítico los tiempos revueltos?.
Si echamos mano del Diccionario de la Lengua Española, la palabra apolítico, se define como: “ajeno a la política”. Ustedes creen qué se puede ser ajeno a la política, con lo que está pasando. Mi respuesta es rotundamente no.
Desde mi punto de vista, autodefinirse apolítico, es una verdadera insensatez. Nadie, absolutamente nadie puede ser ajeno a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor, a no ser que sea una ameba o un extraterrestre, claro.
Se puede ser ajeno a los recortes en sanidad, educación y servicios sociales. Se puede ser ajeno a los seis millones de parados. Se puede ser ajeno a la corrupción política. Si hubiera una sola persona a la que le fuera ajeno todo esto, sería terrible.
El apolítico se nos presenta como un individuo que no se moja, intenta nadar y guardar la ropa, quizá por el miedo a mostrar su opinión en público. Si esto fuera así, entonces estaríamos hablando que el ser apolítico, es un ser ignorante.
Es un urgente y necesario desenmascarar a los apolíticos, con el fin de saber qué hay detrás de ellos, a quién representan, qué quieren esconder,...
Hoy, más que nunca, hay que mojarse. La ciudadanía no puede andar con medias tintas. No podemos dar la espalda a la realidad.
Hoy más que nunca necesitamos una sociedad formada por ciudadanos responsables, comprometidos y que se preocupen por estar bien informados. Ciudadanos que se mojen y se impliquen. Convencidos que el cambio y la transformación social es posible. Y aquí no valen las dimisiones. En este escenario, los apolíticos no pintan nada y es mejor que se vayan a su planeta.
Emitido el día 7 de febrero de 2013, en el programa "Hoy por hoy",
en @SERpalencia
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