En 1984 ‘Los Ilegales’ sacaban al mercado ‘Agotados de esperar el fin’. Para esta banda asturiana, la canción que daba título al disco, hablaba de la desesperación de aquellos que "no viven, sólo esperan". Por aquel entonces, esta cinta de cassette la escuchábamos la mayoría de los chicos del barrio. Con mis catorce años intentaba sobrevivir a una adolescencia compleja, como casi todas las que conozco. Estaba agotado y deseando que llegase el fin de la EGB lo antes posible.
Casi treinta años después, vivimos esperando que todo esto acabe de una vez. No sabemos cuándo llegará el fin. Los más eruditos pronostican que de la crisis saldremos algún día, pero ¿en qué condiciones?.
Se calcula que durante 2012, hubo en nuestro país más de cien manifestaciones y concentraciones diarias. Una señal de que la ciudadanía esta hasta las narices de la clase política que nos gobierna. Si hacemos una reflexión en profundidad nos daremos cuenta, que ese alzamiento de la voz y protesta ciudadana ha servido de bien poco. Miles de ciudadanos hemos salido a la calle a reivindicar y defender nuestros derechos y lo único que hemos conseguido: más recortes.
Todos los colectivos y sectores profesionales han salido a la calle; mineros, personal sanitario, carteros, parados, profesores, jueces, fiscales, educadores sociales, funcionarios, personal de la banca, bomberos, estudiantes, personal de limpieza, periodistas, farmacéuticos, abogados,… Salieron a reclamar y defender la justicia social como principio democrático, ante unas políticas que apoyan a los bancos y dan la espalda a los ciudadanos.
Llegados a este punto de no retorno y analizando fríamente los resultados de la movilización ciudadana, deberíamos repensar urgentemente los formatos y modelos de reivindicación social. Las manifestaciones y concentraciones sirven para editar las portadas de los periódicos y abrir las cabeceras de los informativos. Su efecto mediático para modificar las políticas, es nulo.
Una parte de la ciudadanía está agotada de esperar el fin. Se han rendido. Están paralizados por el miedo, por el empleo precario, por las deudas, por el paro, por la pobreza,… y es justificable que hayan quedado inmovilizados por la desesperación.
En cambio, otros estamos cada día, más convencidos de seguir defendiendo, por encima de todo, nuestra dignidad. Deseando, con todas nuestras fuerzas, que se produzca lo antes posible una eutanasia de la clase política, que acabe definitivamente con esta barbarie. Y solo la sociedad civil organizada es la que puede inyectar el cambio.
Emitido el día 17 de enero de 2013, en el programa "Hoy por hoy",
en @SERpalencia
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