El PP ya tiene preparado el anteproyecto de ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, que podrían aprobar después del verano. Nos dicen que “contribuirá a restaurar la confianza en las instituciones y a mejorar la calidad de la democracia”. No deja de ser un brindis al sol y una reverencia más ante la troika. Recuerden que somos uno de los pocos países europeos sin esta normativa.
Cuentan que será una ley que garantizará el derecho de todos los ciudadanos a acceder a la información pública y que reforzará la responsabilidad de los gestores públicos en el ejercicio de sus funciones y en el manejo de los recursos que son de todos. Vamos, una declaración para morirse de risa.
Cuando te da el ataque y te pones a limpiar la cocina después de mucho tiempo te entran unos sudores insoportables. Si, además, la grasa lleva acumulada más de treinta años, la cosa se complica un poco más. Habrá suciedad que no saldrá ni con la rasqueta. Me da la sensación que detrás de esta ley, todavía sin aprobar, se está diseñando una gran campaña de maquillaje, para poder ocultar la opacidad que los gestores de ‘lo público’ han ejercido durante décadas.
Soy un poco iluso, lo sé, pero tengo la esperanza de que está normativa acabe definitivamente con los privilegios y beneficios de ‘esos’ especímenes de la austeridad, que se atarean en decretar, legislar y ordenar obligaciones en las que no se incluyen y con todos los caraduras inútiles que han hecho de la política, su profesión.
En relación a esto de la transparencia, en la última semana hemos sido espectadores del escándalo de las tarjetas de aparcamiento emitidas por el Ayuntamiento de Palencia. Nos han contado que ya se hacía en anteriores legislaturas, como mecanismo de defensa para justificar lo injustificable. Se agarran a la insoportable inercia, de la que siempre salen beneficiados. Convirtiéndose en seres que están por encima del resto de los mortales.
No sabemos cuántos privilegiados disfrutan la barra libre. Ni la propia responsable del área lo sabe. Todo un ejercicio de transparencia municipal, como pueden comprobar. Los voceros de la austeridad en nuestra ciudad ostentan tarjetas para aparcar su coche en zona ORA, sin tener que pagar un duro. En cambio, el resto de los ciudadanos tenemos que abonar nuestro ticket para no ser sancionados. Todo un ‘gesto’ de igualdad.
Lo más preocupante de este asunto es que hasta que no sale a la luz pública, todo era normal, como si no pasara nada. Cuando les ‘pillan’ incumpliendo la ordenanza municipal, alguien hace una llamada de teléfono y comienzan a aparecer denuncias en los parabrisas de los coches afectados. Qué casualidades, ¿verdad?.
Si algo efectivo está provocando esta estafa llamada ‘crisis’, es el incremento del nivel de intolerancia en la ciudadanía hacía los atropellos e ilegalidades que día tras día, práctica la casta política.
…¡¡¡Qué harto estoy de tanto privilegio y tanto jeta que anda suelto!!!...
Emitido el día 6 de junio de 2013, en el programa
"Hoy por hoy", en @SERpalencia
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