Todos los días se calzaba sus viejas zapatillas y salía a correr por la ciudad. Huía de su empleo precario, de su salario mísero, de sus facturas a final de mes,... Había encontrado el narcótico perfecto para calmar el dolor que le producía la realidad que vivía. Durante cuarenta y cinco minutos diarios se emborrachaba de endorfinas para olvidar los abusos que un sistema corrupto ejecuta sobre la ciudadanía decente.
Aquella noche mientras cenaba, recibió la llamada de un amigo. Este le comentó que se había organizado una carrera popular en la ciudad y le animaba a inscribirse. Él nunca había participado en nada igual. Él salía a correr porque necesitaba una vía para escapar del insoportable ruido que producen las ciudades pequeñas.
Llego el día de la carrera. Era una fría y soleada mañana de febrero. Se levantó expectante y nervioso. Se dio una ducha y después se tomó un vaso de leche con galletas. Mientras desayunaba, escuchaba en la radio una entrevista a la representante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Contaba que la PAH había cumplido cinco años y desde sus inicios habían frenado más de mil desahucios. Colau dijo una frase que no olvidará jamás: "Si nos rendimos a la corrupción estructural, estamos perdidos como sociedad".
Abstraído por las respuestas de Colau no escuchó el sonido de aquel viejo portero automático. Su amigo tuvo que timbrar dos veces más, para escuchar su voz y decir que ya salía.
Bajo a toda velocidad por aquellas escaleras de madera que parecían que se iban a romper de un momento a otro. El sueldo de un licenciado universitario que trabajaba como auxiliar de cocina, a media jornada, daba lo justo para malvivir de alquiler en un cuarto piso sin ascensor.
El cielo azul y un sol espléndido le recibieron cuando salía del portal. Saludo a su amigo y se fueron conversando hasta el lugar de concentración. Llegando al ‘Santo San Pedro’ empezaron a escuchar el bullicio y la música inaguantable que ponen en estos actos ‘deportivos’.
Cuando entró en aquella plaza no podía creer lo que estaba viendo. No sabía que un banco que había echado a familias de sus casas y saqueado a miles de personas con las preferentes, era junto al ayuntamiento, el patrocinador del evento. Además, leyó en un cartel que todo esto se hacía para ser solidarios con el comedor social y el banco de alimentos.
Sin mediar casi palabra, se dio la vuelta y salió corriendo a toda velocidad. Antes de marchar dijo a su amigo que no quería formar parte de ese paripé. Un ‘circo’ que tenía como único objetivo, legitimar el ‘compromiso social’ de un banco que había robado a miles de ciudadanos y desahuciado a gente de sus casas sin escrúpulos.
De repente aquella soleada y fría mañana de febrero, se volvió gris. Gris como el traje de los amos del mundo, esos criminales que están llevando a la ruina a miles de personas.
Emitido el día 27 de febrero, en el programa
"Hoy por hoy", en @SERpalencia
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