Si
nos detenemos a leer la definición del término ‘rural’ en el Diccionario de la Real Academia Española nos
encontraremos con dos significados: 1. "Perteneciente o relativo a la vida
en el campo y a sus labores y 2. Inculto, tosco, apegado a cosas
lugareñas". Por el contrario, la palabra urbano es, a juicio de la publicación
"perteneciente o relativo a la ciudad. Cortés, atento, de buen modo".
Es decir, que según la Real Academia
Española de la Lengua aquellos que han nacido en un municipio de una zona rural
son incultos y toscos; mientras que los que lo han hecho en una ciudad son
corteses, atentos y de buenos modos. No deja de ser curioso.
Esta injusticia semántica solo se
puede explicar por el anclaje del término rural
a los tópicos y a los viejos estereotipos que antaño representaron la vida en
el campo. Unos clichés que, por fortuna, la sociedad rural ha sabido
arrinconar, venciendo la tan frecuente pereza mental de los hablantes. Ya nadie
utiliza en la calle la palabra rural como la acepción que el Diccionario le
brinda. Nadie menosprecia a nadie ni nada denominándolo rural. El turismo rural,
por ejemplo, no está asociado a un turismo tosco ni devaluado ni propio de
gente ignorante. Y los productos agroalimentarios rurales, lejos de poseer la
cualidad de la tosquedad quedan asociados a calidad.
En
abril de 2011 la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) remite una carta al
director de la Real Academia Española (RAE), en la que le explicaba que “el
medio rural ha experimentado a lo largo de las últimas décadas un proceso de
transformación y modernización que lo aleja notablemente de los viejos
estereotipos. La tosquedad ha dado paso a la calidad; la incultura, a la
innovación. Ya nadie duda de que en las zonas rurales se encuentra la
biodiversidad, el paisaje, el agua, el oxígeno, el patrimonio etnográfico y
cultural, la tierra… Elementos, en definitiva, consustanciales a la vida”.
La
carta añadía que “el despliegue de las comunicaciones, de las tecnologías de la
información y de los servicios educativos y sociales ha modernizado el mundo
rural y ha incidido en una mayor diversificación económica y en una mejora en
la calidad de vida de sus habitantes”.
Una
vez valorados los argumentos, la RAE ha decidido que la mejor opción es suprimir
esa definición al entender que los términos ‘inculto’ y ‘tosco’ pueden resultar
hoy en día ofensivos para los habitantes de un entorno que sigue manteniendo su
estrecha relación con el campo, pero que disfruta de unas prestaciones y
calidad de vida cada vez más equiparadas al ambiente de ciudad.
La
RAE ha asegurado que el término aparecerá modificado en la 23ª edición del
diccionario en papel, prevista para otoño de 2014, y en el 5º volcado web, que
se llevará a cabo este año.
Esto
no deja de ser una demostración más de la potente fortaleza que tiene la
sociedad civil organizada, por contribuir a cerrar la brecha existente entre lo
rural y lo urbano.
Emitido
el día 12 de enero de 2012, en el programa "Hoy por hoy" de la
Cadena SER Palencia.
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