La propuesta de la Comisión Europea para el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028-2034, presentada el pasado 17 de julio como un presupuesto “moderno, racional y flexible”, encierra una maniobra política que amenaza con desmantelar el desarrollo rural europeo. La supresión de facto del segundo pilar de la Política Agraria Común (PAC) no es un ajuste técnico, sino una decisión de gran calado que pone en riesgo décadas de avance, participación y cohesión territorial. Programas como LEADER, con más de treinta años de trayectoria en 2.800 comarcas rurales europeas, desaparecen del marco presupuestario como línea diferenciada. Quedan relegados a un apartado genérico dentro de los llamados Planes Nacionales y Regionales de Asociación, sin financiación obligatoria, sin reconocimiento jurídico propio y sin garantía alguna de continuidad. La decisión de dejar su implementación a la libre disposición de los Estados miembros equivale, en la práctica, a una condena silenciosa. Lo...
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