De iconos y conciencias

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pero en este caso las palabras se llenan de rabia e indignación. En los últimos días, las imágenes nos han dado una ostia en la cara. Una ostia para que espabilemos. Un guantazo, en toda regla, para remover nuestras entrañas y nuestras conciencias. La fotografía del pequeño Aylan es una bofetada al Norte capitalista, desarrollado y próspero. Ese Norte que concede el premio Nobel a un señor de la guerra y lo hace sin sonrojarse (…pero que perverso es todo esto…). Me duele mucho esa escena. Me duele, porque somos incapaces de pensar más allá. De empatizar con otras realidades. Me duele, porque los derechos humanos son un papel mojado de buenas intenciones que no valen para nada. Mientras tanto la ONU hace ‘mutis por el foro’. No me salen las palabras y se me crea un nudo en el estómago. Me cuesta mucho entender esta barbarie; las guerras, el fanatismo religioso, la venta de armas, los asesinatos de niñas y niñas,… ...