Dame veneno

Debían ser finales de los ochenta cuando aquella muchacha de ojos negros después de dos meses saliendo juntos me dijo: ‘Javier, necesito tiempo para pensar. A lo mejor más adelante, ¿quién sabe?’. Con cara de tonto enamorado, traté de descifrar cada una de las palabras que formaban aquel breve mensaje. Dijo ‘tiempo para pensar’, ¿qué había que pensar?, me pregunté, si ya estaba todo pensado y remató aquella locución con: ‘a lo mejor más adelante’, generando unas expectativas que jamás se cumplieron. Esta fue mi primera lección sobre la utilización de los eufemismos en el lenguaje. Supongo que la frase, en cuestión, tenía un objetivo claro: anestesiar el dolor que podría provocarme su decisión. Muy sutilmente ‘me mandó a freír espárragos’. (Si Ud. es de los que forma parte de la llamada ‘mayoría silenciosa’, posiblemente no le interese leer lo que viene a continuación). Las palabras envenenadas o eufemismos son expresiones políticamente aceptables o menos ofensivas que ...