Golpe maestro

Todo estaba preparado pero nadie salió a festejarlo. No había nada que celebrar. Como en otras ocasiones, la masa no abarrotó las calles con sus banderas rojas y azules y sus alaridos de victoria. Las televisiones nos habían acostumbrados a vivir esos momentos exultantes y llenos de gozo, donde el aire se colmaba de besos y champán. Pero aquella noche no paso nada de eso. Génova y Ferraz enmudecieron y mirándose el ombligo trataron de identificar qué había pasado. Ellos que siempre arrasaban en las encuestas, se habían estrellado y ahora andaban recogiendo los pedazos para reconstruir el descalabro. En ese mismo instante, las banderas y los cánticos se convirtieron en esas preguntas que llevamos haciéndonos mucho tiempo la mayoría de los ciudadanos y que nadie nos responde. Las pasadas elecciones europeas han sido un ensayo, un tanteo, un examen que puede ayudarnos a entrever que puede ocurrir el año que viene. Una parte importante de los ciudadanos comienzan a ver que el ca...